El estado costero de Quintana Roo en México suele asociarse a la industria turística y las prístinas playas, especialmente de Cancún, Playa del Carmen y Tulum. Más recientemente, sin embargo, el estado ha vivido una oleada de violencia asociada al crimen organizado.
La tasa de homicidios de Quintana Roo aumentó un 107 por ciento entre 2017 y 2018, al pasar de 21.5 a 44.6 por 100 mil habitantes, muy por encima del promedio nacional, de 25.8. En 2017, un estudio de una organización de defensa de derechos estimaba que el 91 por ciento de los homicidios en el estado tenían relación con el crimen organizado.
Por Parker Asmann
Ciudad de México, 12 de julio (InSight Crime).– El feroz asesinato de un operador de confianza del cártel de Sinaloa puede parecer solo otro síntoma de la ola de violencia a lo largo de la costa Caribe en México, pero una mirada más detenida indica un posible juego de poder del cártel de Jalisco por asegurar el control total de esta preciada región.
El 4 de julio, dos sicarios irrumpieron en una tienda de barrio y asesinaron al operador del cártel de Sinaloa Juan Ulises Galván Carmona, alias “El Buda”, en Chetumal, capital del estado de Quintana Roo, sobre la costa Caribe mexicana, informó Noticias Chetumal.
Se dice que «El Buda» llevaba cuatro meses en Chetumal trabajando para abrir un negocio mediante el que se lavarían las ganancias criminales del grupo.
Antes de asociarse con el ex jefe del cártel de Sinaloa Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, El Buda trabajó para la Organización Beltrán Leyva. Ambos cárteles, de Sinaloa y Beltrán Leyva, trabajaron juntos hasta su separación en 2008 y el inicio de una sangrienta guerra entre ambos.
«El Buda» supervisaba las actividades de narcotráfico del cártel de Sinaloa y administraba los cargamentos de cocaína que se traficaban desde Centroamérica en los estados de Oaxaca, Guerrero y Jalisco, algunos de los cuales se distribuían posteriormente en Guadalajara, según Noticias Chetumal.
Tras la captura, extradición y eventual condena a «El Chapo» por narcotráfico y otros cargos en Estados Unidos, Ismael Zambada García, alias “El Mayo” —último miembro de la vieja guardia del grupo— ocupa la dirigencia del cártel junto con los hijos de «El Chapo», que se conocen en conjunto como “Los Chapitos”.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
El estado costero de Quintana Roo en México suele asociarse a la industria turística y las prístinas playas, especialmente de Cancún, Playa del Carmen y Tulum. Más recientemente, sin embargo, el estado ha vivido una oleada de violencia asociada al crimen organizado.
Es así como la tasa de homicidios de Quintana Roo aumentó un 107 por ciento entre 2017 y 2018, al pasar de 21.5 a 44.6 por 100 mil habitantes, muy por encima del promedio nacional, de 25.8. En 2017, un estudio de una organización de defensa de derechos estimaba que el 91 por ciento de los homicidios en el estado tenían relación con el crimen organizado.
El reciente homicidio de El Buda parece ser una consecuencia más de la guerra que se libra entre dos de los grupos criminales más fuertes de México: el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Hace tiempo que el CJNG tiene a Chetumal en la mira en su expansión hacia el Caribe. Es posible que ordenaran el asesinato [de El Buda]”, comentó Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, en un intercambio con InSight Crime.
El estado de Quintana Roo y su capital Chetumal tienen gran importancia por razones logísticas. Chetumal posee uno de los principales puertos marítimos sobre la costa Caribe, que por largo tiempo han aprovechado los grupos del crimen organizado para el tráfico de drogas, armas y otro tipo de contrabando.
La ciudad también está situada al lado de Belice, un “importante país de tránsito” con laxos controles y porosas fronteras de las que dependen los grupos criminales para el trasiego de narcóticos a México y eventualmente a Estados Unidos, según el Informe de Estrategias Internacionales para el Control de Narcóticos 2019 del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Es posible que «El Buda» estuviera en Chetumal no para lavar activos del cártel de Sinaloa, sino para intensificar los esfuerzos por controlar el puerto y las actividades de narcotráfico asociadas, opina Vigil. El fuerte de «El Buda» en sus servicios a los cárteles de Sinaloa y la Organización Beltrán Leyva era la coordinación de la logística para el trasiego de cargamentos de droga, no el lavado de dinero.
En 2012, por ejemplo, el Ejército mexicano detuvo a «El Buda» junto con el lugarteniente del cártel de Sinaloa Sergio Armando Barrera Salcedo, alias “El Checo”, en Tapachula, al sureste del estado de Chiapas. En ese momento, «El Checo» se encontraba bajo las órdenes de «El Mayo» y era el encargado de las operaciones de tráfico de cocaína del cártel y de la adquisición de químicos precursores, según agentes del gobierno.
Dada la experiencia de «El Buda» en el narcotráfico internacional y la confianza de la que gozaba en el cártel de Sinaloa, Vigil afirma que su asesinato constituye un fuerte golpe para las operaciones del grupo a lo largo del litoral Caribe de México.
“La confianza es algo muy codiciado en una banda criminal”, comentó Vigil. “’El Buda’ tenía una enorme experiencia y capacidades logísticas en el manejo de cargamentos de drogas desde Suramérica. Al contrario de un sicario, la experiencia y la confianza que generaba ‘El Buda’ no se reemplazan con facilidad”.
Hacerse al control de Chetumal sería un triunfo importante para el CJNG. Tras su rápida expansión por al menos 20 estados mexicanos, la evolución del grupo ha disminuido el ritmo debido a varios arrestos de miembros prominentes, a disputas internas en el grupo, a la actual guerra con el cártel de Sinaloa, así como con otros grupos de menor tamaño, como el cártel de Santa Rosa de Lima, y al interés de las autoridades en la captura de su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”.
El control de Quintana Roo no sólo beneficiaría las operaciones de lavado de activos del CJNG —por años el estado ha sido un lugar seguro para esa actividad criminal— sino que también les permitiría adquirir los químicos precursores que necesitan para seguir produciendo drogas sintéticas, como metanfetaminas y el mortífero fentanilo, en un momento en que la demanda de heroína disminuye.
Como lo detalló InSight Crime en una investigación de 2019 sobre el papel de México en el letal auge del fentanilo, el CJNG es uno de los “proveedores más importantes de la droga y sus precursores” junto con el cártel de Sinaloa.
La muerte de «El Buda», sin embargo, puede haber dado apenas una ventaja al CJNG sobre el cártel de Sinaloa en uno de los corredores de narcotráfico más importantes de México.